¿Qué tal lleváis el confinamiento? Nosotros ni tan mal, teletrabajando, leyendo, viendo series y películas.. Los hombres de casa haciendo deporte y yo, después del reposo recomendado, me he dedicado a investigar recetas. Una de esas recetas ha sido la de los donuts. He tardado un poco en hacerla porque en los supermercados ha desaparecido la levadura de panadería, la harina de fuerza y todo lo que tiene que ver con el mundo de la repostería.
Hace muchos años que hice por primera vez donuts. La verdad es que tenían una pinta un poco innoble; se podían comer pero no eran muy parecidos a los industriales. He de reconocer que los donuts industriales me gustan, pero no sé que tienen que me terminan resultando pesados (no me extraña, deben ser uno de los productos más insanos del mundo... pero mira que están ricos los condenados...).
Después de mucho investigar he dado con una receta que no es que sea clavadita a los de una conocida marca, pero sí que resultan suaves, esponjosos, nada empalagosos... y no me resultan pesados.
Para conseguir este resultado es imprescindible:
- Hacer un poolish o esponja.
- Incorporar miel o azúcar invertido.
- Dejar que la masa leve. No tengáis prisa: haced un levado largo de toda la noche en la nevera.
- Freirlos en un recipiente hondo y de uno en uno para controlar bien la temperatura de fritura.
Vamos con la receta, y veréis los pasos que he seguido.