El otoño es época de calabazas, castañas, manzanas, coles, etc... pero si hay un fruto que destaca es el membrillo. Es un fruto que por su carne tan dura y áspera no se consume tal cual. Normalmente se consume en forma de mermelada, confitado o, sobre todo, en forma de dulce o carne de membrillo mezclado con azúcar.
El membrillo es un fruto muy aromático, mi abuela los solía meter en los armarios entre la ropa blanca y, con el resto, hacia dulce de membrillo. Lo metía en latas y lo conservaba durante casi todo el invierno en la fresquera y, más tarde, cuando empezaron a venderse los frigoríficos, se conservaba perfectamente.
En mi casa se ha hecho todos los otoños. Nos pasábamos horas removiendo con mucho cuidado porque salta bastante (y quema), para que no se pegase al fondo. Cuando empezaba a hacerse surcos en la superficie ya estaba, lo difícil era esperar a que enfriase y cuajara. Siempre nos peleábamos por rebañar el fondo de la cazuela.
Pero desde que entró la Thermomix en mi casa se acabó el estar removiendo continuamente. La receta es muy fácil y prácticamente no necesita explicación.
Guardar bien esta receta porque mas adelante, para Navidad, os voy a proponer un dulce que va a llevar dulce de membrillo. Por lo menos voy a intentar que en mi casa quede algún tupper para Navidad (tendré que poner un candado en la nevera).
